Ver crecer a tus hijos siendo madre, es un agasajo. Un sentimiento que trae consigo un sinfín de emociones; algunas de ellas desconocidas o imposibles de explicar, pero todas muy emotivas. Cuando se trata de verlos cumplir sus sueños, pareciera que se multiplican.
El amor de madre es todo eso que se ha dicho con los años y mucho más. Estar para tus hijos, apoyarlos, darles todo lo que necesitan, son tareas diarias que se hacen con el alma puesta en ello.
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Las mamás de charros, escaramuzas o vaqueros, no son la excepción. De hecho, como una de ellas, Dulce Rentería, nos comentó: “es un nivel más arriba”, refiriéndose a la preocupación que trae la naturaleza misma del deporte ¿Montar un caballo? ¿Caer de un caballo? Un miedo casi palpable en cada charreada.