María del Carmen Martínez Neira, no solo escribió un libro: dejó un legado. En cada línea de “Me enamoré de un cowboy”, su autora deja algo de sí misma. Su historia de amor, su viaje como madre y su evolución como mujer, se entretejen en un relato que nace desde lo íntimo y lo profundamente humano.
En marco del Día de las Madres, su historia conmueve e inspira, especialmente a mujeres que han caminado -o que están por caminar- el mismo sendero.
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”Es nuestra historia”, dice al referirse a ella y a su esposo. “No es una historia común, empezó con muchas dificultades... y para mí fue un cambio total. Cuando te dicen que casarte te cambia la vida, a mí me la cambió a la quíntuple potencia”.
El título de la obra es literal, como una confesión: “Me enamoré de un vaquero”. Una mujer criada en la ciudad que se enamoró de un hombre de campo. Ese cambio radical en su estilo de vida marcó un antes y un después. Pero, aunque no fue fácil, fue enriquecedor en todas las formas.
EL IMPULSO POR ESCRIBIR
Durante mucho tiempo la idea de escribir un libro ya rondaba su cabeza, tomando a su hermano Roberto -autor y prologuista de la obra- como inspiración.
”Estuve un año pensando en que iba a escribir un libro, hasta lo decía... pero no había escrito nada. En febrero del año pasado me decidí y gracias a Dios lo terminé en julio”.
”Me enamoré de un Cowboy” es un libro que fue escrito en menos de seis meses y que, hasta el momento, ha vendido alrededor de 150 copias “no es mucho, pero es una cantidad que a mí me gusta”, declaró María del Carmen con modestia.
Más de 200 páginas se escribieron lejos del ajetreo cotidiano, de las prisas y las actividades diarias que Saltillo le demandaba; acompañando a su esposo a Monterrey: “mientras él trabajaba, yo escribía”. Sin distracciones, enfocada. Eran ella y su computadora, nada más.
Cada texto que compone esas dos centenas de hojas de papel, narra una vida llena de contrastes. Más que una crónica o un diario, el libro se convirtió en un reflejo de su transformación como mujer.
Desde el noviazgo y los conflictos que vienen casi casi “de cajón” hasta la crianza de sus hijos y aquellos momentos de introspección que trajo consigo la vida misma y el paso de los años.
EL CORAZÓN DEL LIBRO: ¿LA MATERNIDAD?
Hay una palabra que atraviesa cada etapa de su vida y esa es la palabra “maternidad”. Sí, desde el primer embarazo hasta regresar a casa y saber que sus tres hijos ya son adultos que se valen por sí mismos. “Una nunca deja de ser madre”, declara Maricarmen con un aire de nostalgia pero los ojos llenos de amor, emoción y orgullo.
”El ser madre te hace un ser humano completo. Te hace entender y ser empático con los demás. Es una entrega total porque los hijos son hijos siempre”, comienza a relatar tras la pregunta expresa de “¿Qué significa la maternidad para usted?” .
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”Muchas me decían ‘es que ya cuando se casan...’ pero creo que nunca dejamos de preocuparnos por ellos, nunca dejamos de rezar por ellos”, continuó defendiendo.
María del Carmen es madre de tres hijos y el mayor tiene siete años de diferencia respecto al menor, así que sí, sabe de lo que habla.
Las etapas entre cada crianza eran completamente diferentes -así como las experiencias- “el primer hijo es como el conejillo de indias”, confesó entre risas, y no sin antes hacer énfasis en que todos son “un regalo de Dios” y que cada uno la han hecho crecer y ser mejor persona.
Este libro, incluso aborda los momentos más duros que tuvo que enfrentar: la depresión, las pérdidas, los momentos de incertidumbre, dudas y silencios. Eso fue el reto más grande, desnudar su alma y contar esas etapas que no son fáciles de revivir pero que al mismo tiempo son las más significativas.
UNA MUJER PLENA
”Me enamoré de un cowboy” no es sólo una historia de amor romántico, sino también una declaración sobre la fortaleza femenina: “Las mujeres somos las hacedoras de etapas”, dice.
“Somos niñas, adolescentes, jóvenes, luego -las que tomamos la decisión de casarnos- somos amas de casa, madres, abuelas. Pero otras etapas también son hormonales y son las más difíciles de superar”.
De este modo y con mucha transparencia, el libro se convirtió en una forma de honrar cada una de esas transiciones y abrazarlas con gratitud. Es una forma de reconciliarse con sus propios procesos emocionales y, por qué no, físicos.
LEGADO CON UN GRAN ECO
El libro fue pensado como un legado para su familia, para que sus hijos y nietos puedan conocer la historia de ella y su compañero de vida, pero ya ha tocado muchas más vidas.
”Algunos amigos y familiares que no leían, me dijeron que no pudieron soltarlo hasta terminar. No todos los capítulos le van a gustar a todo el mundo pero hay enseñanzas y vivencias con las que se pueden identificar”, afirmó.
Esta cálida recepción, acompañada de múltiples muestras de cariño, también son un abrazo para el corazón de Carmen, quien se siente contenta y muy agradecida de que sus lectores puedan rescatar consejos y lecciones que les ayuden en algún momento de su vida.
María del Carmen y su esposo, José Francisco Martínez Plasencia, saben que todo lo vivido juntos está para contarse al mundo entero -o a quien esté pronto a casarse- por lo que actualmente dan pláticas prematrimoniales a los jóvenes que están a por emprender ese nuevo camino.
Al final del día, Carmen espera que, quien lea su libro, se lleve consigo una experiencia de una lectura amena que les dejó algo para su vida: “que te deje enseñanzas que puedas aplicar. Eso es lo que quiero, viene muy muy dirigido sobre todo a parejas que acaban de contraer matrimonio”.
SER MADRE, SER MUJER Y SER ESCRITORA
En este mes, el testimonio de María del Carmen resuena con fuerza, especialmente para aquellas mujeres embarazadas o madres primerizas a quienes les envía un mensaje:
”Felicidades por ser madres. Pero prepárense, no es un camino fácil. Educar cuesta. Educar duele. Educar es dejar un legado a la sociedad. Prepárense”.
Y es que ser mamá no es solo dar vida, es construirla, acompañarla y sostenerla. Todo esto mientras creces, te transformas y descubres que en el amor -en cualquiera de sus presentaciones- hay una fuente inagotable de inspiración.
Su experiencia como escritora, la ha llevado a considerar una segunda obra -de la cual ya hasta tiene el título- “’Nos heredaron una isla’. Una historia distinta pero con el mismo corazón... A ver si no me tardo un año diciendo que lo voy a escribir” dice con vacilo.
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Más allá de si vuelve a publicar o no, busca animar a otras mujeres a contar su historia y a no minimizar lo vivido, porque si bien es cierto, María del Carmen se enamoró de un “cowboy” pero también se reenamoró de sí misma y con su historia está ayudando a otras mujeres a hacer lo mismo.
Porque sí, ser madre transforma. Y a María del Carmen Martínez también la convirtió en escritora.
