Vivir en la memoria: la determinación de Antonia, una madre guerrera, por un juego de azar

Vivir en la memoria: la determinación de Antonia, una madre guerrera, por un juego de azar

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La reconocida ganadera de la región no se dejó intimidar por la figura de un hombre de dudosa reputación con antecedentes en el mundo del juego

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/ 15 mayo 2025

El 29 de diciembre de 1731, la Villa de Santiago del Saltillo se convirtió en el escenario de un enfrentamiento legal que marcaría un hito en la historia local.

La valiente Antonia Rosa Recio de León, reconocida ganadera de la región, no se dejó intimidar por la figura de Santiago de Mascorro, conocido en el pueblo como “El Mascorro”, a secas, un hombre de dudosa reputación con antecedentes en el mundo del juego.

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La trama se desató tras una noche de apuestas, cuando “El Mascorro” despojó al hijo menor de Antonia de nada menos que una vaca, una mula flaca y una fina silla de montar, todo gracias a un juego de azar que, según ella, fue deliberadamente injusto y enviciado.

Con la determinación de una madre guerrera, la señora Recio decidió que no se quedaría de brazos cruzados y presentó su demanda, reclamando lo que le pertenecía por derecho.

$!Grabado de un hombre y un niño jugando un juego de azar. Imagen publicada en The Boy’s Own Book. Londres, 1846. Creative Commons.

El destino de “El Mascorro” se selló en una noche estrellada, cuando -al intentar escapar hacia la comunidad de Labradores- fue sorprendido por los gendarmes. Al enfrentarse a ellos se encontró ante un dilema: aceptar su destino o huir.

Se dice que optó por lo segundo, pero su escape fue breve: un lazo de jinete atrapó sus tobillos, haciéndolo caer de bruces, recordándole que las apuestas más arriesgadas no se juegan en la mesa, sino en la vida misma.

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El enfrentamiento entre Antonia y “El Mascorro” se convirtió en un símbolo de lucha por la justicia en una época donde las voces femeninas eran frecuentemente silenciadas.

Al desafiar a un hombre de dudosa reputación, ella no solo reclamó la restitución de sus bienes y la dignidad de su hijo, sino que su valentía pudo resonar en las calles, inspirando a otras mujeres a reclamar su lugar en la sociedad y grabando su historia en el corazón de la villa.

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