Pulso Ganadero: Ganadería y honestidad, un compromiso que no admite grietas
La producción ganadera enfrenta hoy el reto de preservar su integridad ante prácticas desleales
POR ANTONIO NEIRA Productor de ganado Beefmaster y miembro del Comité Ciudadano de Fauna Silvestre, Región Centro
La ganadería ha sido por siglos un símbolo de trabajo honesto, esfuerzo y compromiso. Sin embargo, como en cualquier sector económico, no está exenta de actos deshonestos que amenazan su reputación, su rentabilidad y, sobre todo, la confianza que sostiene su estructura social.
Los problemas no siempre se presentan como grandes escándalos, muchas veces son pequeñas transgresiones que, por repetidas y toleradas, erosionan la integridad del sector: falsificación de registros genealógicos, venta de animales enfermos como si estuvieran sanos, manipulación de pesos y edades, incumplimiento de acuerdos de compra-venta, falsos certificados de calidad, fraude en subastas, o el aprovechamiento de recursos y subsidios sin cumplir los requisitos establecidos.
EL RECHAZO A LA PERMISIVIDAD
Uno de los mayores enemigos de la honestidad no es la corrupción directa, sino la permisividad silenciosa. Cuando se calla frente a un fraude por “no meterse en problemas” o por “así se ha hecho siempre”, se envía un mensaje claro: la trampa tiene espacio para vivir.
El rechazo a esta permisividad no se logra solo con reglamentos o sanciones: se construye con una cultura de cero tolerancia.
LIDERAR CON EL EJEMPLO
En el campo, la autoridad moral pesa más que cualquier cargo o título. El líder ganadero que cumple sus tratos, que muestra transparencia en cada negocio y que respeta a sus colegas y empleados, no sólo gana confianza: educa con su ejemplo.
Un liderazgo honesto implica más que dar órdenes: significa ser el primero en cumplir las reglas, pagar justo por el trabajo, cuidar el bienestar animal y garantizar que cada transacción sea limpia.
CÓMO SEÑALAR LOS ACTOS DESHONESTOS
Señalar la deshonestidad no es un acto de enemistad, sino de responsabilidad. Para hacerlo de manera efectiva y justa, el sector puede adoptar mecanismos como:
-Comités de ética ganadera, donde se reciba y evalúe la información con imparcialidad.
-Protocolos de denuncia anónima, que protejan la identidad de quien aporta pruebas.
-Registros digitales y trazabilidad, para que la información de cada animal o transacción esté respaldada por datos verificables.
-Capacitación continua, para que todos los actores del sector conozcan las reglas, obligaciones y consecuencias de los actos ilícitos.
La clave está en que la denuncia no sea vista como traición, sino como defensa del patrimonio común.
CONCLUSIÓN
Combatir la corrupción en el sector no es una tarea de unos cuantos, sino un compromiso colectivo. Se logra con leyes y sanciones, sí, pero sobre todo con la fuerza de una comunidad que entiende que en el campo, como en la vida, la palabra vale más que cualquier contrato.