Caballos Leyenda: Jackie Bee, con espíritu que trasciende

Criado con pasión y esfuerzo en Canton, Kansas, este semental marcó una era en el mundo del cuarto de milla
Si pudiera compararse un caballo a un hombre, Jackie Bee sería de ese tipo de personas que deseas como compañero, al que puedes llamar amigo. Así es como describía Duane Walker, de Canton, Kansas, su relación con su caballo, el gran semental tordillo con el compartió 23 años de su vida.
Cuando Walker introdujo esta línea de caballos Jackie Bee a las competencias mundiales de la AQHA (American Quarter Horse Association), a principios de los años 70, por muchos fue considerada como una novedad, algo totalmente diferente a los caballos tradicionales que se habían venido criando.
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Aunque su pasión siempre habían sido los caballos, su introducción al mundo de la reproducción fue producto de un gran esfuerzo económico, ya que los recursos no abundaban y sólo contaba con un modesto trabajo. Inició su criadero con un par de yeguas, para lo cual tuvo que pedir un préstamo en el banco por 300 dólares.
Pronto hubo la necesidad de un semental, y puso sus ojos en un bonito potro que había visto nacer en la propiedad de un vecino llamado Glen Davis, pero aunque eran amigos, nunca se pusieron de acuerdo en cuanto al precio. Tuvieron que pasar cinco años para que Glen decidiera vendérselo.

Jackie Bee era un caballo de 15.2 manos (aproximadamente 1.54 mts) y 1,300 lbs (casi 600 kgs.), estructuralmente muy correcto, con buenos aplomos y muy buen hueso. Una cabeza muy bonita, ojos expresivos y orejas de zorro, un encuentro poderoso, anca alta, una espalda un poco larga pero con un lomo fuerte.
Según Duane, si le hubieran pedido juzgar a Jackie Bee, le pondría de defecto que no era “calzonudo” (como llamamos a los caballos que tienen mucho músculo en la parte baja de la pierna hasta casi llegar al corvejón), sin embargo, sus hijos si.
En 1967, a los cinco años de edad y ya siendo de su propiedad, lo metió a algunas competencias de conformación, pero aunque nunca ganó, siempre quedó clasificado entre los mejores.

Para entonces había empadrado algunas yeguas y sus potros empezaron a tener una gran demanda por su belleza y buena estructura ósea. Cuando le preguntaban a Duane cuál era el criterio para seleccionar a sus caballos, él decía “que además de buenas líneas de fundación, buscaba talla y volumen en las hembras”.
Sin embargo, en la década de los 80 todo cambió en la industria del caballo cuarto de milla con la llegada de los caballos ultra refinados y especializados de la línea Impressive en los concursos de conformación, desplazando a la hegemonía que habían tenido por una década los descendientes de Jackie Bee.
Por lo tanto, hubo que demostrar que no era sólo belleza y buena conformación lo que tenían estos caballos, sino además habilidad y disposición para trabajar, dando lugar a los llamados “caballos performance”.
Sin duda, esta fue la gran decisión que hizo que los caballos Jackie fueran tan famosos y buscados, pues no sólo reunían belleza, sino actitud y habilidad para trabajar, pues al ver en la arena lazando un buen tordillo, no cabía duda de que era Jackie Bee.
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Una afección en el esófago provocó que un 28 de octubre de 1990, Duane Walker encontrara sin vida a su gran caballo, aunque él sabía que ya era tiempo de su partida.
Decía Duane que era difícil describir un caballo como Jackie Bee y ponerlo en palabras, lo mejor que él podía decir es que fue un gran compañero y uno de sus mejores amigos.