Diego Huerta: La lente detrás de la charrería

Con un profundo orgullo mexicano, el fotógrafo regiomontano refleja desde EU la pasión por el deporte charro de la mano de inmigrantes que se aferran a esta tradición para sentirse en casa
Hablar de Diego Huerta, no es sólo hablar de un fotógrafo que trascendió las fronteras de su país para convertirse por un año en el fiel escudero del charro mexicano Tomás Garcilazo.
También es decir que a pesar de que sus habilidades no están bajo un traje o sombrero de charro, él si se considera tal, por el simple hecho de contar las historias de este deporte mexicano por excelencia.
Eso lo aprendió de don Pedro, un charro zacatecano que un día le dijo que ser charro no sólo se relaciona con portar el traje o montar caballos, sino con el consumo de gastronomía, música o literatura mexicana y “eso es hacer charrería”.

“Tú estás haciendo charrería al contar estas historias que nadie ha contado”, afirmó don Pedro a Diego, quien en ese entonces ya se había apasionado por retratar con su cámara esta legendaria tradición propia de México.
En sus inicios como fotógrafo, Diego trabajó para empresas periodísticas, una importante tienda de calzado deportivo, una firma de herramientas que lo contrató en Estados Unidos, lo que le permitió conocer muchas entidades de aquel país y después, en México, surgió “31 mil Retratos por la Paz”.
Este proyecto le permitió viajar por todo el país, que en ese momento se encontraba preso de la delincuencia organizada, y en esos ires y venires, se enamoró... de Oaxaca.
En ese estado tan rico en cultura y tradición descubrió con sorpresa que existía La Guelaguetza, que había pueblos afromexicanos, pero con mayor asombro encontró que había charros.
En este punto, la trayectoria de Diego se entrelaza con Coahuila, en específico con Arteaga, pues tras descubrir que en Oaxaca se practica la charrería, surgió la idea de hacer la serie fotográfica “Charros y Escaramuzas”.
Para ello, las hermanas Gabriela y Alejandra Melo, de Saltillo, fueron pieza clave, pues además de ser las modelos de escaramuzas, prestaron a Diego sus caballos y lo acompañaron hasta la hermosa Sierra de Arteaga para hacer las tomas.

San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato y Zacatecas fueron otros estados que Diego recorrió para alimentar su material gráfico sobre charrería, entonces decidió crecer el proyecto para que dejaran de ser imágenes fijas y ahora habría de contar esas historias a través de un documental.
Coahuila volvió a ser el epicentro de ese proyecto, pero sucedió algo que le dio un vuelco de 180 grados. Diego descubrió que también en Estados Unidos, miles de mexicanos en condición de inmigrantes han practicado la charrería por casi siete décadas.
De ahí surgió “USA Charros” y la amistad con el charro mexicano que ha hecho historia en Estados Unidos: Tomás Garcilazo.

DEL MURALISMO A LA FOTOGRAFÍA
Diego Huerta es originario de Monterrey. Inició su carrera en el arte del muralismo, se soñaba como Rivera o Siqueiros pese a que no tenía formación en artes plásticas.
Sin embargo la vida lo llevó a un prestigiado periódico de la Ciudad de México y después a otro en Guadalajara, donde tuvo sus primeros acercamientos con una cámara fotográfica.
Pero en realidad fue su hermano mayor quien lo acercó definitivamente al mundo de la fotografía. Su hermano vivía en Los Angeles y en un viaje que tuvo a México trajo consigo una cámara fotográfica en la que Diego encontró su verdadera vocación.
”Esto es lo que tengo que hacer. Con la fotografía no me tengo que limitar a un lienzo, una pared o un muro. Y puedo empezar a desarrollar mi narrativa a través de un formato digital”, pensó en aquel momento decisivo en su carrera.
A partir de entonces, ese muchacho de apenas 21 años empezó a hacer proyectos fotográficos propios y de ahí surgió el interés de importantes empresas por su trabajo.
ENTRE TENIS Y BALONES
En su natal Monterrey, una de las primeras firmas que contrató los servicios fotográficos de Diego fue InnovaSport, con quien empezó a hacer fotos de productos como tenis y balones donde él mismo era el modelo.
“Digamos que Innova fue el inicio de grandes cosas para mí”, afirma.
Después vino la primera oportunidad de trabajar en Estados Unidos con la firma de herramientas Stanley, gracias a que les gustó un trabajo suyo sobre el Cuerpo de Bomberos de Monterrey.

En aquel entonces no era tan complicado ir a trabajar a aquel país, y una vez allá la oferta económica superó sus expectativas: “Ni siquiera tuve que hacer una cotización. Me dijeron: tenemos tanto, y pues en mi vida nadie me había pagado tanto”.
Ese primer sueldo fue suficiente para que Diego pudiera comprar su primera cámara profesional: una Nikon D3.
“Aunque me gasté todo en ella, por fin ya tenía mi cámara grande. Esta fue mi primera cámara superprofesional”, recuerda.
31 MIL RETRATOS POR LA PAZ
En el año 2011, Diego regresó a México y durante un año se dedicó a dar vida a un proyecto con un mensaje muy profundo y simbólico.
Era la época en la que el crimen organizado se había apoderado del país y hasta ese momento se reportaban 31 mil muertes por esa causa, sin embargo él quería demostrar que con cámara en mano podría contrarrestar ese mensaje negativo y retratar a 31 mil personas comunes para “mostrar que somos más los buenos que los malos”.
Esa gira que empezó el 14 de febrero de 2011 y concluyó el mismo mes y día del 2012, lo trajo de paso por Saltillo, donde visitó el área de imprenta y oficinas de VANGUARDIA, así como la Alameda y el Tecnológico de Saltillo.
Con una paloma de papel color azul, Diego recorrió todo el país y su aventura concluyó en Janitzio, Michoacán.
“Gracias a ‘Retratos por la Paz’ conocí la mayoría de la República, pero definitivamente encontré un tesoro en Oaxaca. Tanto que este fue mi siguiente proyecto”.
“Oaxaca desde Dentro” fue otro trabajo que lo mantuvo viajando constantemente por las ocho regiones de esa entidad durante ocho años y documentando todas sus tradiciones, entre ellas una que desconocía que existiese en ese lugar: la charrería.

SALTILLO, ARTEAGA Y LA CHARRERÍA
Cuando Diego se encuentra con este deporte mexicano lleno de cultura y tradición decide que sus próximas historias reflejen la vida de quienes viven todos los días con sombrero y a caballo, y tituló a este trabajo “Charros y Escaramuzas”.
Todo empezó publicando en sus redes sociales de qué se trataba el proyecto y buscando quién quisiera sumarse.
Las primeras en responder al llamado fueron las hermanas Gabriela y Alejandra Melo, quienes no tuvieron problema en llevar sus caballos, vestuarios y todo el ánimo del mundo para apoyar a Diego con sus tomas en la Sierra de Arteaga.
Previamente Diego ya conocía la zona, así que en su cabeza ya tenía las imágenes que estaba buscando.
”Y empecé en una Semana Santa el proyecto de Charros y Escaramuzas en Arteaga, Coahuila”, recuerda orgulloso.
Después de Coahuila siguieron algunos estados con mayor tradición charra del país como San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato y Zacatecas.

En éste último estado fue donde se dijo: “Creo que ya estoy listo para hacer el documental de Charros y Escaramuzas”, y entonces las imágenes fijas cobraron vida.
“Entonces otra vez dije, ´Lo normal o más bien lo natural de este documental es que empiece nuevamente en Arteaga, Coahuila con las hermanas Melo´”.
De nueva cuenta Arteaga fue el epicentro de estas historias de hombres y mujeres de a caballo, pero sin saberlo esto lo llevaría a otro proyecto igual o más ambicioso.
CHARROS EN ESTADOS UNIDOS
Mientras filmaba “Charros y Escaramuzas” en México, Diego descubrió que en Estados Unidos también se practica la charrería desde hace al menos 70 años y que todas las reglas e indumentarias son exactamente iguales que acá.
Gracias al apoyo de una importante marca tequilera pudo recorrer Texas, Arizona, Nuevo México, California, Utah, Washington, entre otros estados, y ahí encontrar a mexicanos practicando la charrería, entonces decidió contar también las historias de aquellos que a través de este deporte se conectan con la tierra a la que no pueden volver... entonces surgió “USA Charros”.
“Muchas personas que se dedican a la charrería en Estados Unidos tienen un estatus inmigrante que no les permite regresar a México. Y la charrería les permite estar en México, sin estar en México”, afirma.

LA VIDA ENTRE CHARROS
Gracias a “USA Charros” Diego conoció al legendario charro mexicano Tomás Garcilazo, quien lo impactó no sólo por su trayectoria internacional, sino por la pasión y el profesionalismo que él y su familia imprimen en el espectáculo que cada semana presentan en aquellas tierras.
“Semana tras semana se presentan vestidos correctamente de charros, presentando la cultura charra, el floreo charro en caballos hermosos, y aunque el público sea güero y gringo aplaude algo que es solamente del mexicano”.
Diego y la familia Garcilazo tienen casi un año conviviendo juntos para filmar el día a día del documental “Charro on the Road”, que busca reflejar la importancia cultural que une a México y Estados Unidos a través no sólo de la charrería, sino también del rodeo.
“Para mí eso es un puente que va a enlazar ambas historias, la historia del cowboy y la historia del charro. Es encontrar esa conexión entre ambos mundos”, explica.
Además de la charrería, este documental también hablará de una importante tradición mexicana que es el Día de Muertos, por lo que en el mes de octubre Diego vendrá a filmar en Puebla, Tlaxcala y la Ciudad de México.
Posteriormente continuará en Iowa, Arizona y Kentucky para seguir documentando las presentaciones de Garcilazo y concluir en Las Vegas en las Finales Nacionales de Rodeo, en diciembre. Así se cumplirá un año de arduo trabajo de grabación
“En el documental van a ver la emoción, la adrenalina de los cowboys montando yeguas y toros salvajes, y luego vas a ver la elegancia de un charro en diferentes entornos, y también a una mujer europea amando la cultura mexicana, representándola de la mejor manera, y vas a ver a una familia multicultural.
“Es una historia que reúne el sacrificio, el esfuerzo, la cultura, la tradición, el amor a México, el amor a la familia”, concluye.
OBRAS DE ARTE
-“31 mil Retratos por la Paz”
-“Oaxaca desde Dentro”
-“Charros y Escaramuzas”
-“USA Charros”
-“Charro on the Road”