Él es David Alonso, el ‘Domador de Caballos’ de Coahuila con 20 años de trayectoria en Brío Natural

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El estilo de vida vaquero aún vive: el respeto al medio ambiente y la conexión con los animales rigen los días en el Centro Ecuestre, un refugio cerca de Saltillo fundado por Alonso

Historias
/ 18 abril 2024

Aún no olvidas el rostro de la ciudad cuando, más allá, cruzando un camino de tierra, encuentras la naturaleza en su estado puro: barrancos, flora desértica y amplios cielos, llenos de nubes y un brillante sol. A los relinchidos de los caballos, se suman el canto del gallo y los rápidos pasos de los pavo reales, las gallinas y las coquenas; una vaca, una cebra, mulas, burros y perros también cohabitan en el Centro Ecuestre Brío Natural.

David Alonso Alcalá está sentado a la mesa. Su sombrero le cubre parte del rostro y sus manos, las que guían y construyen, descansan sobre la madera. Es un hombre de campo, su expresión reúne una personalidad multifacética: una flexibilidad llena de confianza, interés por enseñar y compartir, amabilidad y pasión por la vida, con la firmeza de la disciplina de una persona sistemática, metódica y ordenada.

$!Los clientes de David Alonso no solo son los humanos; considera como tal a los caballos que le confían.

Él y este rancho llamado Brío Natural son indivisibles, porque su contacto con los equinos lo mantiene vivo. Desde antes del amanecer, a las 4 de la mañana, hasta los inicios de la noche, se dedica a lo que ama.

En el centro, ofrece pensión, entrenamiento y rehabilitación de caballos e iniciación de potros; vende su marca propia de productos ecuestres, y brinda capacitaciones, cursos y clínicas, que lo han llevado a diversas partes de México y a países como Nicaragua, Honduras, Colombia, Costa Rica, Brasil y España.

Además, junto con un socio, diseñó un programa de entrenamiento para ejecutivos utilizando caballos, el cual desarrolla competencias de liderazgo, trabajo en equipo y comunicación efectiva.

Sus clientes no solo son los humanos; considera como tal a los caballos que le confían. Son seres sintientes y su salud emocional es tan importante como la física. Por ello, la doma natural guía cada uno de sus esfuerzos; ha hecho suya esa filosofía y es gran parte del porqué este hombre de Múzquiz, Coahuila, llegó a ser una de las figuras ecuestres con mayor interacción y alcance en redes sociales del mundo.

UN AMOR HEREDADO

Todo se remonta a un niño, en ese poblado de la región carbonífera. No es difícil verlo en el adulto de hoy, sobre el caballo y entre los árboles; junto a la mula en el barranco, bajo un cielo azul veteado de blanco y naranja.

Sus abuelos le sembraron el gusto por estos animales, cuando iba con ellos al rancho durante sus años de primaria y secundaria. Un amor que germinó hasta la preparatoria, cuando se mudó a Saltillo y, por invitación de la familia Valdés Morales, se involucró en el deporte de la charrería, uno de los más emblemáticos de México.

Ese día, en un Campeonato Municipal, lo vistieron de charro porque no había jinete de yegua; no esperaba obtener el título en esa ocasión, pero así fue.

Uno de sus tíos, Arturo Alonso Domínguez, a quien siempre consideró su segundo padre, también sumó a esa pasión. “Me regaló una suscripción al American Quarter Horse Association”. Aún hoy puede recitar de memoria los pedigríes de los caballos y sus premios.

Todo era alimento y él lo tomaba, ávido; nunca era suficiente. Había un vacío, un espacio que ni siquiera la charrería lograba llenar. Esa pieza faltante era la doma. La encontró en una revista que llegó a sus manos tras graduarse de Ingeniería Industrial y comenzar su maestría en Sistemas de Manufactura y Calidad, en un reportaje sobre Martín Hardoy y en un video de Monty Roberts.

Allí estaba. En sus enseñanzas, encontró la clave de su vida, el punto focal de sus esfuerzos. Así, en 1999, amansó sus primeros caballos. Ese gusto se volvió un hobby y finalmente su profesión, tras renunciar a su empleo en 2003. La doma natural era novedosa, ¡casi nadie en México la practicaba! Sería un éxito, seguro... ¿no?, pensó.

$!David Alonso considera que posee un don para trabajar con caballos y mulas.

DOMANDO UN FUTURO DE ÉXITO

El primer paso es tocar una puerta; el segundo, seguir caminando aún cuando nadie te abre. “Llegué aquí a Brío en el 2004. Anteriormente, había estado en las instalaciones de la feria, ahí tenía caballos. Me vengo aquí y empezamos de cero. Fueron muchas vivencias en ese ‘inter’, pasaron muchas cosas, muchas pruebas que te pone la vida”, cuenta.

Entonces, recibió una llamada, en 2007, cuya trascendencia no hubiera podido predecir: era un amigo pidiendo ayuda. En el hípico La Silla, en Monterrey (el segundo más importante del mundo de caballos de salto en esa época), no lograban amansar a una yegua. “Se trata de mi hijo, es el amansador y le pusieron un ultimátum”, le dijo.

Aceptó ayudar al joven con una condición: “yo no usaba el bardón, la silla inglesa; sino que usaba mi montura vaquera”. Ellos no tuvieron problema; ni él tampoco, la yegua respondió a sus técnicas.

Observaron, sorprendidos, cómo David se paraba arriba de ella y de inmediato exclamaron: -¿Cuánto cuesta que te vengas a trabajar aquí con nosotros?

“No ando buscando trabajo. Tengo mi negocio”, respondió él. Ante la insistencia, aceptó el empleo de tiempo parcial; durante seis años, hasta el 2013, inició en promedio 100 potrillos anualmente.

Ese cúmulo de experiencia invaluable se enclava en su visión del mundo, con los ojos de un verdadero vaquero: personas capaces de crear puentes entre la naturaleza salvaje y la urbanidad, esferas que, en apariencia, se repelen.

Y lo logra gracias a cuatro pilares, sobre los cuales se rige su metodología: 1) sus animales dejaron atrás los bocados y los frenos de castigo, para suplirlos con el bozal; 2) a pesar de la polémica, tienen ocho años sin herraduras; 3) la socialización es pieza clave para su rehabilitación y doma, por ello los reúnen semanalmente, y 4) el refuerzo positivo a través del uso del clicker. Porque la relación entre hombre y caballo debe fundamentarse en la comunicación, la confianza y el respeto.

$!En la visión de Alonso Alcalá, la relación entre hombre y caballo debe fundamentarse en la comunicación, la confianza y el respeto.

“En la medida en que ellos me entregan su confianza, sé que no los puedo traicionar. Si ya me entregó su cabeza, su boca, ¿cómo le voy a pegar? ¿Cómo voy a abusar de él?, si él ya se entregó. Y es algo que la mayoría no entendemos. Nos gusta el sometimiento, a como dé lugar traer al animal sometido”, apunta.

Ha lidiado con las consecuencias de esa visión; el año pasado, tuvo un caso que lo cimbró, tanto profesional como personalmente: el caballo Rex. Vivió abuso y aprendió a defenderse siendo reactivo y bravo. David estaba convencido de poder rehabilitarlo y aceptó el reto públicamente en redes sociales.

¿Las consecuencias? Un accidente en agosto: una fuerte manotada de Rex le alcanzó en la cabeza; en la tierra cayeron su sangre y su confianza. Pero no por mucho tiempo, las heridas sanan, tanto las físicas como las emocionales. David hizo a un lado el miedo y la frustración y volvió a ponerse frente al caballo. Ambos se recuperaron: Rex ahora es manso y él creció como entrenador y como persona.

PUENTES VIRTUALES

El ser humano es un ser gregario y, en la era de la información y las redes sociales, estamos cada vez más aislados. La conexión es esencial, asegura: el verse a los ojos y sentir la energía del otro.

Él también la encuentra en el contacto con los animales, en sus sonidos, en el aroma del desierto y en el agua contenida en las hojas de las plantas. Eso le aterriza. Sin embargo, la frialdad y superficialidad de Internet (incluso cuando la gente interactúa) no satisface esa necesidad de vinculación.

Excepto cuando sí lo hace.

$!Pese a que la vida le puso obstáculos muy fuertes a él y a su familia, su deseo por continuar y el apoyo incondicional de sus seres queridos, le ayudaron a no darse por vencido.

Aislados del mundo, con eventos cancelados, una crisis de salud y otra económica en ciernes, el 2020 parecía el final del camino: “aquí se acaba todo”, recuerda haber pensado. Pero ese espíritu terco le hizo tomar sus redes sociales, que tenía desde 2010, y transformarlas en puentes, pues si no podía ir de manera física, llegaría virtualmente.

Sus 250 mil seguidores en Facebook se incrementaron a más de 930 mil en cuatro años; casi un millón de usuarios interesados en sus contenidos, donde explica diversos aspectos ecuestres, resuelve dudas y muestra sus procesos de doma, sus técnicas y el uso de las herramientas de trabajo. Su honestidad, transparencia y dedicación lograron posicionarlo como una de las figuras ecuestres con mayor interacción y alcance.

$!FOTO: OMAR SAUCEDO/ VANGUARDIA MX

INVALUABLE

Las riquezas de la naturaleza a veces son intangibles. Para David, están en su percepción del mundo, en la sensibilidad de los ojos, las manos y el corazón; en los momentos compartidos con su familia, desde los juegos infantiles de sus hijas hasta el lugar de cada integrante en la empresa. “Soy inmensamente rico en esa perspectiva”, dice con orgullo.

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